dolce fare niente

miércoles, 30 de abril de 2008

Mujer sentada-Araceli Gilbert

Enero. Día de asueto. Hace frío pero un sol luminoso calienta la piel. Sentada en un banco del parque oigo la voz cantarina de un niño que juega solo con su pelota. A la voz del niño se le une la de su madre, que le llama riendo porque esta observando los peces del estanque.
Enormes árboles amortiguan el estruendo de los motores. Dos gatos me miran, quizás esperan que les de algo de comer, pero no tengo comida. Maúllan. No me gustan los gatos.
Sentados en el césped, dos adolescentes parece que discuten, pero debe ser una especie de broma personal, porque al mismo tiempo se ríen y se abrazan de manera cómplice.
Me gusta el lugar, me recuerda no la naturaleza que no echo de menos, si no la quietud a la que a veces si echo en falta.
He traído un libro "Doble cuerpo" de Tess Gerritsen pero hoy me apetece más leer las irregulares piedras que otros han pisado, acariciar la rugosidad de la madera oscura en la que destaca mi mano, ver como se mecen las ramas del árbol en el que he dejado apoyada mi mochila y en él que no se oyen pájaros emigrados a tierras aún mas calientes. Al cabo de un rato empieza a caer una leve lluvia, muy ligera, nos permite alejarnos del parque sin correr, disfrutando de las gotas que caen en nuestros rostros, el agua es cálida o lo parece al contacto con nuestros fríos cuerpos.
Una hora de enero, tranquila. Cuanto lo necesitaba. Que bien se está sin hacer nada. Bienvenido el dolce fare niente.


© 2008 Alma

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