el bonobús

viernes, 17 de octubre de 2008




Esta mañana compro un bonobús en el quiosco. El vendedor que me conoce porque compro allí el periódico todos los días, hace su habitual broma inocente, me rió educadamente, pago y voy a una cercana papelera para tirar el billete gastado. Pienso en la pequeña historia de ese pequeño rectángulo de cartón que me ha acompañado a lo largo de casi medio mes. Lo llevé varios días hasta que me hizo falta en mi cartera, junto a tarjetas de des-crédito y alguna que otra papeleta de lotería, esperando que llegará su hora de presentación en sociedad, de salida a ese mundo donde es uno de los objetos cotidianos de una vida cotidiana, donde es uno de los objetos necesarios de una vida que necesito. Ha sido marca páginas del libro que estaba leyendo mientras duró su corta vida “Los crímenes del número primo” de Reyes Calderón, tentada estoy de no deshacerme de él y seguir utilizándolo para señalar frases como esta: “Y lo peor fue que, al toparse con aquella sinrazón, su mente se apagó como claudica la pasión: de improviso.” Pero el fin de un bonobús es ser sustituido por otro, y por otro, y por otro. Y si no lo hago así, esta no sería una pequeña historia cotidiana y quizás podría convertirse en extraordinaria o mágica o inventada, y esa no es mi intención.



© 2008 Alma

19 hablaron con Alma:

Juanma dijo...

Hay cosas que su destino es para usar y tirar, y son felices, si es que alguna cosa o ser lo es, cumpliendo con su cotidiano destino.
Lo doloroso es cuando alguien nos ha confundido con un metrobus, eso sí que debería ser un acontecimiento extraordinario, nunca cotidiano.

Te beso cariño.

¡ Salud !

Anónimo dijo...

Lo cotidiano es necesario. Como ese billete de bonobus.
Creo que uno no debe pensar en salirse de lo cotidiano, porque lo cotidiano es la vida misma.
No creamos en que es más importante el acontecimiento repentino, la novedad, pues suele durar muy poco, sea mala o buena.
Pensemos en lo usual y en que debe seguir así.
Los acontecimientos extraordinarios a veces no son más que anécdotas preferiblemente olvidables...
No les demos más importancia.

Si yo viviera donde tú vives, sacaría un bonobus sólo para ir a abrazarte. Y te aseguro que sería algo cotidiano, que no por ello rutinario o menos importante.

Me gusta decir "te quiero" a las personas que quiero y no es un acto por eso cotidiano, así que te lo digo: te quiero.


Un abrazo-achuchón, pa que veas lo empalagosa que puedo ser.

P

Raúl dijo...

Cierto. O le das la corta vida que se merece, o acabarías emparentando la historia del humilde bonobús, con aquella peli, que resultó entre comercial y divertida, de Arnold (sí, el gobernador) en la que una entrada de cine se convertía en un objeto mágico capaz de convertir la vida de un adolescente anónimo, en la trepidante aventura de un héroe de la gran pantalla.

jlg dijo...

"Son muchos pensamientos para una sola cosa", generalmente al boleto (aqui lo tienes que sacar cada vez que subes a un bus) que use en algun libro queda allí, entre paginas, a veces pienso que me sirve para saber cuanto tarde en leerlo o simplemente de cuando data ese libro, se le termina diluyendo su tinta y no queda mas que un papel en blanco, alguna vez pense que eran como mariposas feas, blancas y negras, llenas de codigos y número en vez de manchas y tonalidades, que después de un tiempo corto se le va todo el color y queda el cadaver de aquello que fue, a mi me dan tristeza.

Abrazos!

jlg

Anónimo dijo...

Hola Alma.
Vengo a traerte un bonobeso.
Y no te preocupes si se gasta rápido, mejor! Pues o me encargo de traerte más cuando se agote :D

MUAKKKSSSS!


P

Anónimo dijo...

Yo suelo llevar la trimestral,y no puedo sustituirla a menos que quiera arriesgarme a que la administración no me pague la ayuda al transporte, maravillosa frase de un supongo magnífico libro y muy breve e interesante historia la tuya.

Un fuerte abrazo!

Gcc

Anónimo dijo...

A veces un pequeño obejeto, que normalmente termina en la papelera, llega a tener para nosotros vida propia. Puede contener recuerdos, historias, momentos únicos que no queremos olvidar. Yo es que soy mucho de guardar esas pequeñas cosas.
Un beso

Єѕтnoм dijo...

Y es que tú eres tan apañá que le sacas partido a todo.
Un beso, reina.

Juanjo Montoliu dijo...

Aunque no tengas esa intención, conviertes las historias cotidianas en algo mágico, y a ese bonobús, destinado a simple papel desechable, le has dado la gracia de la vida eterna.

Muchos besos.

Anónimo dijo...

bien visto, me ha gustado

y tienes razón


un abrazo

-Jordi-

Anónimo dijo...

Todo tiene su historia, y a todo le acabamos cogiendo cariño, lo hacemos habitual en nuestras vidas.... a mí me gusta eso, ser así.

Besos

Anónimo dijo...

Hola, ola de mar..
Había una peli..en el que un niño entraba en una peli de acción, de Conan..., bueno, ese del apellido tan largo.., aunque tu historia no es mágica, yo no he podido evitar recordarla. Y me he imaginado lo mismo pero con el bonobus, no sé, algo así como que cada vez que lo uses, el destino del bus, sea un lugar distinto al que quieres ir, o al que vas por inercia.., que es como no ir..
La de cosas que podemos pensar,reflexionar, sólo con un bono en la mano, ¿ verdad?. A mi no me gusta terminarlos, y a eso ayuda mi natural despiste, puedo juntarme con tres a medio terminar porque los olvido en chaquetas y bolsillos.
Un beso, dos
Aire

Nikté dijo...

Alma ¿Por qué haces esto conmigo?
Venía riéndome de las cosas que me dices, de la loca de Penélope y de pronto me acercas el hocico a la cotidianidad de las pequeñas cosas, a lo perecedero y a lo que no lo es.
Esa frase, la que señalas, tan cierta, tan fulminante que raja.

Tu y sólo tu

Mónica Sánchez Escuer dijo...

¿Por qué será que nos cuesta trabajo dejar ir ciertas cosas, que cumplan su ciclo natural de vida? Yo era de las que todo quería conservar. Pero 29 mudanzas y un divorcio me han enseñado que los muebles, las casas, los discos, las personas, como los bonobuses, se abandonan, se cambian unos por otros sin que el orden del universo se altere. Todo (casi) es renovable...
Como siempre, es una delicia leer tus pequeñas joyas que nos hacen ver distinto las cosas de todos los días.

Jesus Dominguez dijo...

Asombrosa facilidad la tuya.

Un saludo

Jesús Domínguez

Anónimo dijo...

Alma,hay coas,como en este caso,que por algún motivo desconocido,pero real en sentiniento,nos cuesta desprendernos de ellas.
Me gustan mucho los marcadores de libros y sabes?es un buen modo de sentir su compañía haciendo una labor entre el olor a libro y frases que nos provocan.
Besucos

P.D.Gracias por tu regalo ¡Gracias por venir a mi casita y felicidades de nuevo por la voz que tanto te identifica.
He puesto un lnk tuyo en mi espace,para así,tenerte ya más cerca y poder encontrarte directamente.

Anónimo dijo...

Y bien que conozco esos pequeños rectángulos que a veces, se resisten a ser marcados como los toros bravos antes de salir al ruedo...
Algunos de los mios son tan quisquillosos a lo cotidiano como yo, o simplemente no quieren seguir el mismo camino...
Besossss

- YOGUR - dijo...

Pos si, casi mejor que se vaya a la papelera porque te pones a guardar cosas y cosas y cosas y cuando te quieres dar cuenta casi parece que tengas un ligero indicio de Diogenismo (Y no lo digo por mi, claro,... ejem...)

;P

Anónimo dijo...

Preciosa la frase que remarcas.
Me gustan tus historias cotidianas. Te seguiré leyendo.

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